Orson Welles dijo de ella que era la mejor actriz del mundo y puede que así lo fuera. Ayer conocíamos la triste noticia de la muerte de la actriz francesa Jeanne Moreau, sin duda, una de las imprescindibles del cine francés y uno de los iconos del cine europeo. Y es que la Moreau, además de ser una actriz soberbia llegó a ser todo un símbolo del cine moderno y la clara evidencia de que Europa estaba en pleno proceso de cambio y de que las mujeres comenzaban a terner el control de sus propias vidas.
Musa indiscutible de la Nouvelle Vague, a pesar de ser muy menuda, se crecía frente a la cámara y en cualquiera de sus películas es imposible apartar la vista de su espectacular magnetismo. De ahí que se convirtiera en protagonista de las obras maestras de algunos de los más grandes cineastas de la Historia del Cine, como el ya mencionado Welles, el mismísimo Luis Buñuel o François Truffaut. Sí, Jeanne Moreau era -es y será- una de las mejores actrices de todos los tiempos y os voy a explicar por qué:
Actriz tras una bofetada
La vocación de Moreau pareció siempre estar muy clara, quizá muy influenciada por su madre, inglesa y bailarina en el Folies Bergère de París. Sin embargo, a su padre, francés y dueño de un restaurante, no parecieron entusiasmarle mucho las aspiraciones teatrales de su hija y al conocerlas, trató disuadirla con una bofetada.
Pero la joven Jeanne ya parecía estar llena de determinación y decidida a elegir el camino que seguiría a lo largo de su vida. Y para probar que su padre estaba equivocado, con tan sólo 16 años entró a estudiar en el Conservatorio de París, a los 19 entró en la Compañía de Teatro Popular de Francia y a los 20, era una de las actrices principales de la mítica y prestigiosa Comédie Française, siendo uno de los miembros más jóvenes en conseguir entrar en la compañía.
Debutó en cine en 1949 con 'Dernier amour' de Jean Stelli, con tan sólo 21 años y con el comienzo de la década de los 50, arrancaría su ascenso al estrellato y a convertirse en uno de las mujeres clave de la nueva cultura francesa.
A ritmo de Miles Davis en 'Ascensor para el cadalso'
Y aunque ya llevaba más de una décado encandilando con su belleza poco habitual y esa presencia que poseen las grandes actrices, no sería hasta que llegó Louis Malle y le ofreció el protagonista en 'Ascensor para el cadalso' ('Ascenseur pour l'échafaud', 1958) y 'Los amantes' ('Les amants', 1958) , donde daba a vida a una mujer que, infeliz con su matrimonio, planea el asesinato de su esposo junto a su joven amante.
En la primera, thriller pasional en el que Jeanne Moreau dejó una de las escenas más icónicas del cine francés: ella deambulando de noche por las calles de París a son de una pieza de Miles Davis, quien compusó la banda sonora de la película improvisando al mismo tiempo que él, y sus músicos, la veían en el estudio de grabación.
En la segunda, hubo polémica al haber un plano fijo de la actriz mientras tiene un orgasmo. Jeanne Moreau tenía 30 años y se convirtió en la actriz capaz de dar voz a personajes femeninos complejos y completos, algo casi inusual en la época.
La amante de 'Jules y Jim'
Cuatro años después, en 1962, Jeanne Moreau se convertiría en Catherine, la amante de 'Jules y Jim' en otra icónica película de la época y la Nouvelle Vague, dirigida por François Truffaut. Probablemente, sea la película más apreciada en su filmografía, por todo lo que significó para el cine de la época y donde, una vez más, Moreau mostraba su valentía al romper todos los convencionalismos y formar este único y simbólico triángulo amoroso que formaba con Oskar Wener y Henri Serre.
En la cinta, que transcurre en los años previos, durante y posteriores a la I Guerra Mundial, cuenta la historia de dos amigos, Jules y Jim, que conocen a Catherine, una magnética mujer de la cual ambos se enamoran. Aunque ella se casa con uno de ellos, tiene como amante al otro. Un trío romántico que, lógicamente, terminará en tragedia.
Truffaut dijo de ella que tenía "todas las cualidades que uno espera en una mujer, además de todas las cualidades que uno espera en un hombre, y sin los inconvenientes de cada una de ellas". En una de las escenas más recordadas de la cinta, Catherine viste de hombre y reta a sus amantes a una carrera por un puente. Aunque muchos, prefieren su emblemático 'Tourbillon de la Vie'.
Por cierto, en una ocasión, Moreau dijo que quería que en su lápida se leyera que fue la amante de Jules y Jim. Y aunque no sabemos si finalmente será así, sería un bellísimo homenaje a una de las películas más emblemáticas del cine.
Jeanne Moreau y Marguerite Duras
Bien conocida era la amistad entre Jeanne Moreau y la escritora y cineasta Marguerite Duras, sin duda, una de las más arriesgadas, experimentales y únicas de la cinematografía francesa. De esa amistad, nacieron dos películas, que colocaban a Moreau entre una de las actrices más valientes y arriesgadas, dirigida bajo la atenta mirada de Duras.
Juntas realizaron 'Moderato Cantabile' (1960) -adaptación de una novela de Duras-, una conversación en un café entre una mujer a cuyo hijo han asesinado y un hombre, antiguo empleado de su marido. Y también 'Nathalie Granger' (1972), el retrato complejo del día a día de una mujer, rodada sin ningún tipo de artificio.
Por cierto, por 'Moderato Cantabile', Jeanne Moreau fue premiada en el Festival de Cine de Cannes de 1960.
Jeanne Moreau par Marguerite Duras por graduate
"La mejor actriz del mundo"
Una de las características de Jeanne Moreau, además de ser capaz de transmitir emociones como ninguna a través de su lenguaje corporal, capaz de definir a un personaje de forma sublime, era su facilidad para modular y adaptar su voz a las características de su personaje. Desde los susurros más aterciopelados a la voz más estridente, pero siempre definiendo desde la clase social hasta la educación del personaje.
Quizá fuera esta una de las razones por las que era la actriz favorita de Orson Welles, y en sus palabras era "la mejor actriz del mundo". Les unía una profunda amistad y admiración mutua, que les hizo trabajar juntos en tres ocasiones: en 'El proceso' ('The Trial', 1962), 'Campanadas a medianoche' ('Falstaff. Chimes at Midnight', 1965), y 'Una historia inmortal' ('Histoire immortelle', 1968).
No era de extrañar que Moreau, que vivía a través de la intuición, estuviera fascinada con el poderío de Welles, de quien llegó a decir, tras rodar 'Una historia inmortal' que "transformó una plaza de un pueblo de España –Chinchón- en un mercado chino. Eso es para mí el cine: ¡magia!".
La camarera de Buñuel
Luis Buñuel fue otro de los grandes autores con los que trabajó la Moreau, y al que ella llamaba cariñosamente "mi papá español", a lo que él siempre le contestaba que si fuera su padre la habría "tenido atada y entre rejas". Juntos rodaron 'El diario de una camarera' ('Journal d'une femme de chambre', 1964), adaptación de una de las novelas clásicas de la literatura francesa, escrita por Octave Mirbeau.
En la cinta, la actriz daba vida a Célestine, la camarera del título, una joven de París que llega al campo para servir en la casa de una familia aristocrática de Normandía. Con su llegada y su modernidad de la gran ciudad, alterará la tranquila vida de campo de todos los habitantes de la casa.
En la cinta, satírica y reflejo de una sociedad encorsetada, de apariencias y ciertamente turbia, Jeanne Moreau transmite toda esa hipocresía y corrección con una soberbia absoluta y maravillosa.
El ángel caído de Jacques Demy
En 1963, la francesa trabajó a las órdenes de Jacques Demy -uno de mis favoritos, por cierto-, en 'La bahía de los ángeles' ('La baie des anges') , dando vida a otra mujer compleja y sin tapujos. Con música del maravilloso Michele Legrand -habitual de Demy-, puede que lo que hizo Moreau con el personaje de Jackie, sea uno de los mejores trabajos de su carrera.
En la película, Moreau da vida a una enigmática mujer, que ha tocado fondo y adicta al juego en los casinos de la Costa Azul, donde gasta todo lo que gana. Allí, conoce a un joven banquero que se enamora profundamente de ella y sus imperfecciones. Un amor pasional que puede terminar en tragedia pero donde el amor terminará venciendo.
Y aquí, de nuevo, Jeanne Moreau luchaba por romper con los estereotipos femeninos y de las relaciones de pareja, donde el vértice inseguro es el masculino, aunque sin dejar de mostrar las grietas en el poder de la mujer. Y todo ello, a través de la fascinante mirada de Demy, tan capaz de crear ensoñaciones únicas y musicales.
Jeanne Moreau, la directora
Y siendo una mujer tan inquieta como Jeanne Moreau, era de esperar que se atreviera con la dirección, y así fue. En 1976 y con 50 años, Moreau dirigió 'Lumière', un cuento sobre la amistad femenina que ella misma escribió y protagonizaba junto a Lucía Bosé, su compañera de reparto en 'Nathalie Granger' de Marguerite Duras. Y aunque en su momento fue muy criticada y considerada un capricho de actriz, con el tiempo está considerada, casi como una pieza de culto.
La actriz dirigió otras dos películas. Por un lado, 'L'adolescente' (1979), un coming-of-age film sobre una adolescente y su verano en Avignon y su despertar sexual y un excelentre documental sobre Lillian Gish, filmado en 1983, y que descrifraba el trabajo de una de las actrices más extraordinarias del cine mudo.
El reconocimiento internacional
Aunque ganó muy pocos premios por sus interpretaciones, su estatus de leyenda la llevaron a ser homenajeada y premiada a lo largo y ancho del circuito festivalero. A día de hoy, sigue siendo la única actriz que ha sido presidenta del jurado del Festival de Cannes en dos ocasiones, en 1975 y 1995. Certamen que, años después, en 2003, le otorgó la Palma de Honor.
También recibió sendos galardones honorificos en festivales como el de Venecia en 1992 o San Sebastián en 1997, festival al que regresaría como maravillosa presidenta del jurado en el 2006. Celebrada por el British Film Institute, nombrada la primera mujer académica de la Acadèmie des beaux-arts de París en el 2001 y la primera actriz francesa en ser objeto de una retrospectiva en el MOMA de Nueva York.
Con motivo de su muerte, el periodista Javier Tolentino recordaba en su Facebook cuando la actriz acudió a una gala de los Premios Goya. Fue en el 2003, con la polémica del 'No a la Guerra' y la actriz asistió a la ceremonia para entregar el Goya a la Mejor Película Europea.
Tolentino recuerda lo que comentó la actriz al terminar la gala revolucionaria: "Estoy emocionada con España, que aprenda Europa a decir No a la Guerra, no a la guerra en Los Balcanes, No a la Guerra en Palestina, No a la Guerra en Oriente Medio...Y el No lo hace la gente del cine. Emocionada y más revolucionaria que nunca me siento en Madrid, esta noche". Algo que dice mucho de su carácter inquieto, inconformista y en continua lucha.
¡Gracias Madame Moreau! Y para terminar, os dejamos con un vídeo del homenaje que recibió en Cannes, donde cantó su famoso 'Le tourbillon de la vie' con Vanessa Paradis.
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Autor/Editor: LuciaRos
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Fecha: August 02, 2017 at 11:45AM
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